martes, 26 de mayo de 2015

¿Cuáles son las realidades sobre las drogas disociativas?

El PCP, desarrollado en los años cincuenta como un anestésico quirúrgico intravenoso, está clasificado como un anestésico disociativo: sus efectos sedantes y anestésicos son parecidos a los del estupor, y los pacientes experimentan la sensación de estar fuera de sus cuerpos y separados de su ambiente. El PCP fue utilizado en la medicina veterinaria pero nunca fue aprobado para uso humano debido a los problemas que surgieron durante los estudios clínicos, incluyendo el delirio y una agitación extrema experimentada por los pacientes que salían de la anestesia.

Durante los años sesenta, el PCP en tabletas se abusó ampliamente, pero el auge en el uso ilícito se redujo rápidamente ya que los usuarios no estaban satisfechos con la demora tan larga entre cuando tomaban la droga y cuando sentían sus efectos, y también por el comportamiento impredecible y a menudo violento asociado con su uso.
El PCP en polvo, conocido como "polvo de ángel", "combustible de cohete", "ozono" y "chifladura" en español, y como "ozone", "rocket fuel", "love boat", "hog", "embalming fluid" o "superweed" en inglés, apareció en los años setenta. En polvo, la droga se rocía en la marihuana, en el tabaco, o en el perejil y después se fuma, y el efecto es inmediato. Los usuarios a veces ingieren el PCP inhalando el polvo o tragándolo en forma de tableta. El PCP, normalmente un polvo blanco cristalino, a veces se colorea con tintes solubles en agua o en alcohol.
Cuando se inhala o se fuma, el PCP pasa rápidamente al cerebro, interrumpiendo el funcionamiento de los sitios conocidos como complejos de receptores NMDA (N-metilo-D-aspartato), que son los receptores para el neurotransmisor glutamato. Los receptores del glutamato juegan un papel importante en la percepción del dolor, en la cognición, incluyendo el aprendizaje y la memoria, y en la emoción. En el cerebro, el PCP también altera las acciones de la dopamina, el neurotransmisor responsable por la euforia y el "rush" o sensación inicial intensa asociada con muchas de las drogas de abuso.
En dosis bajas (5 mg o menos), los efectos físicos del PCP incluyen respiración poco profunda y rápida, aumento en la presión arterial y el ritmo cardiaco, y temperatura elevada. Las dosis de 10 mg o más causan cambios peligrosos en la presión arterial, el ritmo cardiaco, y la respiración, a menudo acompañados por nausea, visión borrosa, mareo, y una reducción del reconocimiento del dolor. Las contracciones musculares pueden causar movimientos sin coordinación y posturas raras. Cuando son severas, las contracciones musculares pueden resultar en una fractura ósea o en daño o fallo renal como consecuencia de la desintegración de las células de los músculos. Dosis muy altas de PCP pueden causar convulsiones, coma, hipertermia y la muerte.
Los efectos del PCP son impredecibles. Típicamente, se sienten a los pocos minutos de ingerirlo y duran varias horas. Algunos usuarios informan que sienten los efectos de la droga por días. Un episodio de ingerir la droga puede producir sensaciones de estar apartados de la realidad, incluyendo distorsiones del espacio, tiempo y la imagen corporal. Otro episodio puede producir alucinaciones, pánico y miedo. Algunos usuarios informan que tienen sentimientos de invulnerabilidad y de fuerza exagerada. Los usuarios de PCP se pueden volver severamente desorientados, violentos o suicidas.
El uso repetido de PCP puede resultar en la adicción y las investigaciones recientes sugieren que el uso repetido o prolongado del PCP puede causar el síndrome de la abstinencia cuando se deja de usar la droga. Los síntomas, como pérdida de la memoria y depresión, pueden persistir hasta por un año después de que un usuario crónico haya dejado de tomar PCP.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario